lunes, 16 de junio de 2014

La tarde en la que desapareció el mundo


      La tarde nunca declina en balde, a veces lo hace en silencio y otras trae un reflujo de melancólico pasado o un regusto de dolorosas introspecciones, de esas que agrian y ausentan la mirada.
  Aquella tarde, el escenario fue una estación de ferrocarril. No acudía en busca del pasado ni me hallaba trabado en una especial laxitud, simplemente estaba allí sin más, acallando todos mis fantasmas, desoyendo una pléyade de lógicas sentencias. 

   Siempre suelo tender a imaginar las situaciones antes de vivirlas para evitar que me sorprendan o me abrumen en exceso, porque trato de poner en práctica, con dudoso éxito, una máxima vital: “nunca nada me gusta demasiado”, y cuando las vivo, procuro categorizarlas con rapidez y colocarlas en algún controlado o controlable lugar de mi cerebro.

    Con esta y otras técnicas que no revelaré, suelo conseguir simplemente pasar y ser pasado, sin transgredir el presente. Sin embargo, aquella tarde tampoco consideré oportuno zaherirme con estas complejas disciplinas, simplemente me planteé hacer una excepción.

Angel

8 comentarios:

  1. Pero y nos dejas así?
    Esto no es justo. ¿Qué pasó?
    ¿Continua?
    Quiero más.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Muy interesante planteamiento. Sin duda alguna, esa técnica que te pertenece y no quieres revelar, a más de alguno le caería bien. =)
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. A menudo desaparezco del mundo, desaparecer de mi misma me cuesta más, necesito mucho relax o estar con la persona que me lleva a su mundo o a otro inesperado.

    Me gusta¡¡

    Besos ♥

    tRamos

    ResponderEliminar
  4. creo que siempre hay que dejar que surjan las cosas sin planificarlas. La sorpresa es un breve estado emocional, resultado de un evento inesperado. Es una emocione básica.Puede tener cualquier valencia, es decir, que puede ser neutral, agradable, o desagradable.Pero eso es precisamente lo que la hace especial.Ojala te lleguen muchas sorpresas inesperadas y todas buenas. Besitos para cuando los necesites.

    ResponderEliminar
  5. Hola Angel
    Gracias por todas tus lindas huellas en mis blogs, ahora ya te sigo
    y aprovecho para comentarte que no puedo hacerlo desde mi perfil del plus me lo han denunciado . Ya sabes que hay gente para todo... envidias muchas y mala leche mas
    Besos a mares
    ah y espero que siga la historia me encanta
    muuaksssssss

    ResponderEliminar
  6. Me encanta el título que le has dado.......Suele decir la angustia cuando nada mas el dolor nos interesa.El pasado bueno que ya no está.siempre nos sorprende en la melancolía.Me he quedado por acá para ver tus actualizaciones con mas facilidad. :) Un abrazo desde la distancia.

    ResponderEliminar
  7. Por alguna razón me sentí identificada con este post, al terminar de leer sentí como si lo hubiese escrito yo misma: “nunca nada me gusta demasiado”, creo que ha sido esta frase, aunque tampoco he tenido mucho éxito cuando lo pongo en práctica... O tal vez el hecho de que el protagonista tiende a imaginar las situaciones antes de que ocurran, tengo la mala costumbre de hacerlo, sí.... Me sentí identificada....

    Ojalá continuara porque me he quedado intrigada....
    Mi beso pa´ti, niño....

    ResponderEliminar