jueves, 12 de junio de 2014

Amantes

Se escriben



Se citan


Ella le dice que quiere sus abrazos, sus besos, su boca.



Y quedan en un lugar discreto, Un parking




A ella no la deben reconocer. Nadie. Ni a él tampoco.




En la última planta, en un rincón. Donde haya menos gente




Él llega y aparca, es un poco temprano. Enseguida llega otro coche.




La reconoce. Aparca al lado.




Se baja y en un instante se sube al coche que llegó primero.




Se miran, se abrazan, se besan. Casi no hablan, Se llena el aire de suspiros, de sonrisas, de cruces de miradas.




De labios que se unen, que se lamen, que se comen...




No puede ser, solo se han encontrado para verse, para charlar un poco Es un lugar semi-público.




Pero sus manos ya se recorren.




Ella siente como le desabrocha el pantalón y como, con dificultad, se introduce entre su piel y el tanga.




A él le espera un lago de deseo, donde baña sus dedos...




Ella necesita desabrochar algún botón de aquella camisa que la separa de ese pecho masculino que tanto ansia.




Lo hace y le acaricia, le besa, le toca con la punta de sus dedos.




Sudorosos por la excitación.




Y pasa el tiempo volando. Los minutos, hasta dos horas.




Miradas furtivas a los espejos. Descansos cuando alguien deambula por el pasillo central.




Besos apasionados después.




No quieren separarse. Pero..


.

Primero arranca el coche ella, y se dirige hacia la planta superior.




Él la mira alejarse hasta que gira hacia la rampa. Deja pasar unos minutos prudenciales y hace lo propio...por la otra salida.




Toda precaución es poca.




Volverá a escribirse.


 Volverán a citarse.



En otro punto inverosímil. En otra ciudad. Tal vez en otro país. 
Así es la vida siempre de los amantes....